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El vino de aguja suele ser un vino agradable en boca para todos los wine lovers sobre todo si realizamos maridajes de vino y queso o maridajes de vino y jamón. No obstante, cuando tenemos que clasificarlo o explicar un poco qué tipo de vino es y qué proceso de elaboración sigue, nos cuesta definirlo y a menudo obtenemos información difusa como ya explicamos en el artículo que hablábamos de los vinos espumosos, las burbujas y los vinos de aguja.
El vino de aguja: definición
Antes de meternos de lleno con la definición de vino de aguja conviene tener claro que existe una clasificación (muy general) de los vinos que nos dice que hay vinos espumosos (los que tienen burbujas, efervescencia) y los vinos tranquilos (los que no las tienen). Los vinos de aguja legislativamente hablando son vinos espumosos (se encuentran clasificados dentro de esta categoría) no obstante, en las últimas catas de este tipo de vinos en las que hemos asistido, todos los enólogos coincidían en describirlos como un vino tranquilo con pequeña carga de carbónico (carga que no llega al mínimo para ser considerado como espumoso).
Lo correcto, es quedarnos con la definición (podéis encontrar más información legal aquí) que amparan los organismos oficiales del mundo del vino que engloba en la mayor parte de los casos que un vino de aguja:
Vino de aguja , definición
Como explicamos en la entrada de los vinos espumosos y el vino de aguja, la aguja puede ser resultado de una gasificación artificial (se inyectan pequeñas cantidades de dióxido de carbono) o de forma más natural mediante la conservación de pequeñas cantidades de dicho elemento en la fermentación.
Para nota
Lo mejor para obtener una información completa es leer la entrada de Susurros del Vino que hemos indicado anteriormente. No obstante vamos a dejar unas pinceladas para los wine lovers más avanzados:
¿Qué podemos decir de un vino de aguja para describirlo?
Para describir un vino de aguja es necesario centrarse en lo mismo que nos centramos en otros casos: las sensaciones que nos produce. De esta manera, podemos decir que la aguja de un vino puede resultar blanda, potente, agradable, desagradable, delicada, tosca, picante (por la sensación que puede llegar a producir el cosquilleo), elegante… Como siempre, vuestras sensaciones y vuestro vocabulario marcarán la verdad de las sensaciones que os produce.
¿Es posible notar burbujas en un vino que no es espumoso?
Sí. No estarás volviéndote loco. Suele darse sobre todo en los vinos muy jóvenes ya que en la fermentación alcohólica (que nada tiene que ver con la maduración alcohólica de la uva) el vino mantiene restos del gas carbónico producido. Por lo general, esta aguja se deja apreciar en boca cuando hemos agitado la copa antes de catar o degustar el vino.
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